jueves, 12 de agosto de 2010

Desnudo se sentía igual que un pez en el agua,vestirlo era peor que amortajarla.Inocente y perverso como un mundo sin dioses,alegre y repartido como el pan de los pobres.No quise retenerlo, ¿de qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido? Pero no sé qué diera por tenerlo ahora mismo mirando por encima de mi hombro lo que escribo.Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,a cambio de sus besos y su prisa;con el descubrí que hay amores eternosque duran lo que dura un corto invierno.Conservo un beso que sus labios dejaron impreso en el espejo del lavabo,una foto amarilla, un corazón oxidado,y esta sed del que añora la fuente del pecado.Antes que lo carcoma de la vida cotidiana acabara durmiendo en nuestra cama,pagano y arbitrario como un lunes sin clase se fue de madrugada,no quiso ser de nadie.Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, a cambio de sus besos..

No hay comentarios:

Publicar un comentario